Fue un torero sevillano del la segunda mitad del siglo XIX, reconocido sobre todo en Madrid por su habilidad para matar al toro al volapié y por su afición a las fiestas y saraos. Ha quedado en el imaginario popular en expresiones como "hoy no ha venido ni el Tato" para expresar extrañeza por la falta de asistencia o "es más famoso que el Tato". Fue cogido en 1969 en Madrid por un toro de la corrida que intentaba solemnizar la promulgación de la nueva Constitución Española tras la Revolución de Septiembre también llamada Gloriosa o Septembrina.
"A consecuencias de la cogida el Tato perdió su pierna derecha."